Yo viví en una comunidad cristiana de base. Atrio.org XXXVIII
¡Y yo que los admiré como gigantes intelectuales y qué enanos se me han ido quedando! Una cosa es la voluntad inflexible hacia un buen fin y otra bien diferente, la reincidencia en el error. Sí, los teólogos, curas, obispos progresistas que hoy se marchitan menudeando en asuntos como la ecología, al cambio climático y demás “temas” de tirón mediático. Cualquier pretexto es bueno con tal de que arda la hoguera de las vanidades.
José María Castillo. Todavía conservo en algún cajón (nunca tiro nada) los cuadernos de “teología popular” que esperábamos ansiosos en la comunidad “de base” (no se olvide entrecomillar). Porque yo formé parte de un grupo que prometía mucho, a decir de algunos: ocho parejas que nos creímos protagonistas de un mundo nuevo y que, tras los testeretazos de rigor, se dispersó como hoja al viento.
Pedro Casaldáliga, el obispo poeta, y su mirada unidimensional: “socialismo, socialismo y socialismo”, pontificaba como solución inevitable para un mundo con deficiencias. ¿Monseñor martillo y hoz? Cuánta decepción. No basta con un buen análisis para alumbrar una solución adecuada. La crítica la tenemos todos a flor de piel, pero construir, parir algo nuevo, es otro cantar. No obstante ellos siguen, erre que erre, perdiendo los papeles. ¿Para qué repasar la nómina completa si basta una muestra?
Haití, Nicaragua… Historias de fracasos. No era eso, no era eso... a fuerza de descartar se quedaron con las manos vacías. De igual manera que el sábado es para el hombre y no al revés, toda organización social debe contar con el ser humano completo, incluida su dimensión espiritual. No vale cualqueir cosa y menos el totalitarismo que no es solución sino problema.
Miguel González