Tres pelos tiene mi barba. Atrio VII
Escuchar a cuatro gatos, decrépitos y la mayoría octogenarios, hacer inventario y decretar que las Iglesias se están quedando vacías es hilarante cuanto menos. Para nula capacidad de convocatoria la de estos saltimbanquis de la religión. Claro que a ellos les importa un pimiento, con hacer daño a la Iglesia católica esgrimiendo un pretendido obsoleto esencialismo religioso y una falsa superioridad moral, tienen bastante. Dime de qué presumes y te diré de qué careces. Ponen toda la carne en el asador para ridiculizar a quienes siguen un sincero camino espiritual. Porque ellos son quienes dicen si se está en el buen o en el mal sendero. El anarquismo religioso les pone. Y así cada uno hace de su capa un sayo, a su medida.
En otros tiempos yo también me dejé impresionar por los cantos de sirenas de estos desabridos. Pero ya no. Cuatro resentidos, ligeros de cascos, que han perdido todo norte, fracasados, revanchistas. De ahí su nulo éxito. No todo buen diagnóstico garantiza un buen tratamiento. Y estos, ni eso.
Miguel González