Paradigmas. Atrio.org XLIV
Leonardo Boff es un sujeto peludo, (feo de cojones con su forro de papel de plata por melena), suave; tan blando por fuera que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Disculpen la licencia que me tomo al parafrasear al maestro Juan Ramón Jiménez cuando habla de su Platero.
Pues bien, este sujeto que otrora fue teólogo y desde que le cantaron las cuarenta se dedica a la “movida” climática y demás temas de agitación, discursea hoy en atrio.org del cambio de paradigma. Su primera declaración de intenciones inicia así su andadura: “Damos por ya realizada la demolición crítica del sistema de consumo y de producción capitalista junto con la cultura materialista que lo acompaña”. Palabras que se me parecen, como dos gotas de agua, aquellas otras que presagiaban el inexorable paso de la economía capitalista a la socialista, preconizada por otros barbudos de algodón que luego terminaron por pedir la entrada en el club capitalista. ¡Lástima de árboles talados!
Esta criatura que tras su paso por la teología ahora se dedica a la agitación y propaganda (menudo carrerón, ¿o es que siempre se dedicó a lo mismo?) dice que esto está descarrilado ya y que hay que buscar un recambio. Claro que, como tonto del todo no es el muchacho, reconoce a renglón seguido que “lo dramático de nuestra situación reside en el hecho de que no tenemos ninguna alternativa suficientemente vigorosa y elaborada que venga a sustituir el sistema actual”. Lo de nuestra lo dirá por él y por todos sus compañeros porque lo que es a millones de personas lo dramático es la alternativa al sistema que individuos como Boff promocionan por plazas y mercados: nada menos que el colectivismo. Como si no tuviera bastante con una barbarie ahora propugna la repetición de la jugada. Estos chuflas no tienen arreglo. Cien millones de muertos y Boff con estos pelos.
Pues sí, criatura, lo primero que hay que hacer cuando uno quiere sustituir cualquier cosa, una pieza de un coche por ejemplo, es disponer de otra en buen estado. No es el caso, muchachote. Ajo y agua. Menos bulla y más seriedad que esto no son cabezas de tornillos.
Cada vez que me encuentro con un artículo de Boff o de cualquiera del resto de “liberadores sin fronteras”, no tengo más remedio que esbozar una sonrisa. Son tan simples, tan previsibles que visto uno, visto todos: crítica despiadada al capitalismo y promoción infantil del sistema fracasado. Desde el cambio climático hacia el totalitarismo cantando la caña. Cuando veas las barbas de tu vecino pelar, pon las tuyas a remojar. Cambio climático, cambio de paradigma... Y ve calentando el agua que ahora voy.
Sí que vamos, sí.
Miguel González