Jesús no fundó la teología de la liberación. Atrio.org XCVIII
Los saltimbanquis de base, otra iglesia es posible, cristianos por el socialismo, rojos sin fronteras o como gusten llamarse, andan a vueltas con la cantinela de que Jesús no fundó la Iglesia. Es curioso que para no haber sido fundada por Jesús, ellos siguen erre que erre queriendo estar dentro. ¿Por qué será?
Atizados por los llamados teólogos de la liberación como Comblín, por ejemplo, porque su teología no tiene consistencia si no se hace una labor de destrucción de la ortodoxia católica. Estas criaturas tienen primero que derribar todo lo que hay para implantar esa teología nacida del materialismo histórico porque al marxismo le estorba la Iglesia. No en vano un Papa terminó cumpliendo una función importante en la caída del sistema socialista. Y estos que se empaparon de marxismo ahora se han quedado como sopa en los efluvios del alcohol. Pero los cuatro gatos que quedan ahí siguen.
La reiterada idea que como leitmotiv repiten los saltimbanquis de la teología de que Jesús no fundó la Iglesia es tan infantil, tan inconsistente, tan de consigna, que no merece la pena ni desmontarla y mira que es fácil. La utilizan como tic, como tam tam para engañar a personas poco formadas y a gente que está dispuesta a creerse cualquier cosa que lean en libelos como el Código da Vinci. Y ellos a lo suyo, a ejercer de burros de carga para el desmantelamiento de la Iglesia y poner en su lugar las bobadas insustanciales de los exegetas barbudos cómplices del totalitarismo.
Lo que está bien claro es que Jesús no fundó ninguna teología de la liberación. Jesús no participó de ninguna lucha de corto recorrido de los grupos de su tiempo en contra del poder político o religioso. Lo que queda patente es que Jesús no se dejó enredar por ninguna batallita contra el imperio romano porque quería dejar claro que su madre de todas las batallas se libraba a otros niveles. Y mucho menos se dejó cegar por el señuelo harto conocido y utilizado por todos los llamados movimientos de liberación que en el mundo han sido que encubre la cruda realidad: quítate tú que me ponga yo. Jesús no vino a eso.
Jesús anunció un reino que no era de este mundo, es decir, que tenía más capas, más consistencia, más enjundia, que no se agota en la parafernalia liberacionista al uso, cómplice de barbaridades como el relativismo extremo, el aborto, el compadreo con barbaridades como el matrimonio homosexual y otros esperpentos de parecido jaez.
¿Por qué quieren estar dentro los que desean derribar la Iglesia? Simple como mecanismo de botijo: para hacer daño en su papel de tontos útiles, porque su victoria es la derrota de la Iglesia de Jesús.
Miguel González