Camuflaje de campaña. Atrio X
Los cristianos que se llaman a sí mismos “progresistas” jamás le perdonarán a Juan Pablo II su destacado papel en el derrumbe del sistema comunista soviético. A pesar de que fue un sistema totalitario y de terror. Cien millones de muertos. Pelillos a la mar. Los cristianos progres siguen hablando de socialismo como la vía ideal para instaurar el “reino de Dios”, lo que ya es desvariar. Los cristianos “fetén” no siguen el ejemplo de Ulises. Antes se estrellan contra los acantilados que desatender al canto de sirenas.
Esa es la ideología que se va a encontrar en Atrio todo visitante despierto. Con su coro de ancianitos varados en la adolescencia. Cualquiera otra idea que no esté en línea con la empanada socialista es desprestigiada sin complejos por quienes se postulan como iglesia verdadera. Curioso el saltimbanquismo que practican: Jesús no fundó ninguna Iglesia, dicen, pero estos angelitos del infierno reivindican para sí ser la verdadera Iglesia de Jesús, ¿hay quién dé más? Una máquina de insultar y de desprestigiar a los dirigentes a quienes, siguiendo los dictados de agitación y propaganda de sus deudos en el poder político llaman con una sigla galimatías a la que son tan amigos. Porque ellos también son Iglesia, dicen. Y los expulsados de una asociación también siguen formando parte de esa asociación (sic). Ya te digo. Ya está bien de tanto cuento.
Jesús de Nazaret no se dejó enredar por estrategias de corto recorrido. ¿Qué se diría hoy de Jesús si hubiera ingresado en alguno de los grupos de su tiempo: celotas, fariseos, esenios…? Tal vez nadie haría memoria de él, habría sido un crucificado más. Jesús sabía que para trascender había que estar por encima de las estrategias ideológicas (es decir, mentirosas) de unos y de otros. Y por eso no entró en el juego de nadie. Y por eso hoy es grande. Para criticar, erigirse y proponer hay que ser Jesús. Pero no todos pueden llamarse Jesús.
¿Y si la misión de algunos no fuera reivindicar valores evangélicos primigenios sino desgastar a la Iglesia desde dentro por intereses inconfesados? Cualquier asociación o grupo expulsaría de su seno a los tales. Pero sería una medalla en la lucha particular que libran a favor de los enemigos de la Iglesia. Una cosa es la crítica honesta y otra la estrategia espuria. Criticar a la Iglesia es gratis. Y por eso los desaprensivos insultan sin parar.
Miguel González