Vaticano II y el jacuzzi de los pobres. Atrio.org LIII
Al igual que con cuatro patas maltrechas hay quien es capaz de fabricar un banco aunque cojo, otros, más osados todavía, con cuatro patrañas mal pergeñadas malviven desde el punto de vista intelectual. Y no miro a nadie… Pero no sólo eso: pretenden vendernos esa burra coja como la solución a los problemas de la Iglesia y del mundo.
Con el Concilio Vaticano II a algunos grupos se les fue la mano y pretendieron llegar más allá de lo sensato. Se dedicaron a hacer de su capa un sayo. Si lo traigo a colación aquí es porque es santo de la misma peana: Atrio.org es también uno de esos sitios donde se añora, más que el concilio, los excesos que llevó consigo el concilio y reivindican un cristianismo tipo ONG vaciada de toda espiritualidad (contemplativos en la acción política, repiten como mantra) cuyo hueco vendrían a llenar con un popurrí de contenido social-totalitario con algunos guiños de parafernalia exótica.
Esa sería la pócima mágica: relativismo a espuertas por aquí, un poco de marketing para adaptarse a los nuevos tiempos, una de peloteo a mujeres y homosexuales y ya está confeccionada la receta. Como si la Iglesia no tuviera todos sus flancos cubiertos y no atendiera desde siempre y en primerísimo lugar a tantos que han caído en el pozo de las drogas o han sido revolcados por otras muchas miserias.
Se dedicaron a mezclar churras con merinas porque ciertas mentalidades excesivamente cándidas tienden a creerse sus propias ocurrencias: lo importante no es lo que se cree sino lo que se hace. Ya les has dicho bastante: nos infiltramos entre estos pardillos del pensamiento Alicia y a emprenderla a empellones con todo lo que se menea que estos angelitos me van a homologar mi guerra particular y asesina con el Reino de Dios. Y empezaron a considerar que Marx, Lenin y demás patulea no eran tan malos: ¡también reman para el mismo lado!, afirmaban encantados de conocerse. Eso fue la teología de la liberación bastante desprestigiada y olvidada ya, gracias a Dios.
El jacuzzi de la teología de la liberación. Fernando Lago abandonó el Reino de Dios en el que oficiaba como Obispo para hacerse con la Presidencia de Paraguay.
Es el error fundamental de la progresía andante: creen que el mundo debe girar hacia la dirección que ellos marcan pero van errados (algunos puede que hasta herrados). Han cruzado demasiadas líneas rojas como para mantener algún resto de respeto. Decrépitos, desorientados, sin patria y sin bandera, deambulan sin rumbo mascullando insultos, perpetrando vejaciones, inventando otra iglesia que saben nunca verán, despreciando la historia y el sentido común.
Miguel González