Los disciplinantes. Atrio.org LV
Cuando se trata de criticar no escatiman esfuerzos: cualquier madera es buena si arde. O mejor todavía: la mejor cuña es la de la misma madera. Y a eso se dedican, para eso los utilizan y para ese menester se prestan ellos.
¿Alguien sabe echar un cálculo cuantificador del montante de celebrar una asamblea o reunión de los órgano de un partido político? ¿Por qué esos grupos no obvian todas esas reuniones y ponen el importe en manos de los ciudadanos para cubrir servicios para los más necesitados de aquí o de fuera? ¿No sería mejor crear un fondo para catástrofes con todo ese continuo chorreo de euros? Hago yo las preguntas en otro ámbito para situar (como al toro) a los angelitos del infierno en el tema y no tengan que molestarse mucho en pensar sobre el objeto de su crítica a la Iglesia.
El sentido común dice, (al margen de abusos) que los gastos de organización son necesarios para cumplir con la misión que supuestamente la sociedad les ha encomendado. Sí, y las organizaciones políticas, sindicales, sociales, tienen sedes que valen un pastón y coches y demás medios necesarios para cumplir con su cometido. Por la misma razón la Iglesia debe manejar medios y celebrar encuentros de fieles y también cuesta dinero organizarlos. Lo que algunos querrían es ver derruida la Iglesia. Ese es el problema. ¿Tal vez para que otros tinglados florezcan con más clientela? Es el leitmotiv de toda esta gente que aparenta estar con los pobres.
En lenguaje político cuando un partido toma una decisión, también se habla de que el partido “X” declara, decide, etc. ¿No quedamos en que una organización está formada por todos sus miembros? Pues sí, pero cuando hablan los órganos encargados de regir los destinos del partido, habla el partido todo. A los demás no les queda sino secundar las directrices. Es curioso que esto lo aceptan hasta los más rebeldes sin rechistar con el rimbombante nombre de disciplina de partido mientras que en la Iglesia a la que de boquilla dicen pertenecer lo llaman estos mismos, borreguismo. Vivir para ver.
Vamos ahora por el lado bueno: una organización no puede funcionar si cada uno tira para un lado y cuenta la película a su modo. Un comportamiento o declaración que aceptan con tanto agrado en otras organizaciones sociales, sin embargo lo ven rematadamente mal y despotrican contra la Iglesia. Una detrás de otra.
Tomen nota: mientras las declaraciones de la ejecutiva son declaraciones del partido “X”, las declaraciones de perico el de los palotes son afirmaciones “a título personal”. Pues lo mismo en la Iglesia. Eso de que Iglesia somos todos no quiere decir que hay una anarquía en la cual cada grupete va a su bola. Cuando la Iglesia promulga, establece, decide algo, habla toda la Iglesia. Y a quien no les guste, ajo y agua.
Miguel González