Faramalla retro: Cigoñón de la pradera
Curioso que en estos tiempos de las redes sociales todavía accedan a las mismas retablos del siglo pasado con mentalidad del siglo pasado. Uno de ellos es don Cigoñón de la pradera que tiene un blog como un niño tiene un juegue nuevo.
Se dedica a hacer de tonto útil de la extrema izquierda con el pretexto de purismo católico. Muchos años ya sobre las espaldas como para creer en caperucita. Pero haberlos, haylos.
En las últimas elecciones se dedicó a despotricar contra el PP y a promocionar a VOX, un partido con más buena voluntad que posibilidades reales de representar algo. Y eso fue lo que pasó: querían valores y posibilitaron contra valores. Es lo que tiene hacer caso omiso al sentido común y dejarse llevar por el odio y los deseos irracionales.
Porque irracional es suponer que un partido populista que acaba de nacer puede hacer tambalear el sistema. Ha sido pan para hoy y hambre para mañana. Un pluf. Y en las próximas, todavía representará mucho menos.
Don Cigoñón, además de gestionar su blog con poca cabeza y mucho sectarismo, se ha dado a hacer de él una herramienta propagandista del integrismo político y el desvarío. Su gozo en un pozo. Pasará la historia como cómplice de la situación de ingobernabilidad que padecemos y, una vez que los pactos con la extrema izquierda y el secesionismo se sustancien (que lo harán), como cómplice de la barbarie delincuencial de quienes quieren romper España para sus propios fines.
Tantos años para tamaño despropósito. Ese es el mérito de don Cigoñón de la Pradera: alimentar una especie de reality eclesial sin mayor altura ni profundidad.
La Cigüeña de don Cigoñón no sirve ni para tacos de escopeta, aunque él se cree la reina de los mares. Cualquier blog de Infovaticana tiene más vida y seguidores que el suyo. Además, y para más INRI, la mayoría de quienes recalan en su blog son críticos, que no seguidores. La prepotencia es atrevida.
Un sensor más sin nada que echarse al magín.